Cada trabajador del metal se ausentó en su puesto 30,8 horas cada mes en 2024, según Confemetal

Avisa de un incremento de horas «perdidas» por el auge del absentismo por bajas y enfermedades, entre otros.

Cada trabajador del sector del metal estuvo ausente de su puesto de trabajo durante 30,8 horas cada mes en 2024, lo que supone que un 18,47% de las 166,6 horas mensuales pactadas en el metal fueron ‘horas perdidas’ -se incluye vacaciones o el permiso por nacimiento y cuidado de menores-, es decir, no se trabajaron.

Durante los últimos años ha aflorado un problema que afecta a toda la sociedad: el auge del absentismo por bajas y enfermedades. Este aspecto ha golpeado directamente a la capacidad productiva del país y, especialmente, ha mostrado una incidencia elevada en la industria con un acusado aumento del número de horas perdidas. El envejecimiento progresivo de la población activa se suma a la lenta gestión de las bajas en el sistema de salud pública y al relegado papel secundario de las mutuas como elemento apoyo. Lo que parecía que era un pico puntual y extraordinario marcado por la pandemia se ha convertido en un problema estructural: las listas de espera lastran la recuperación del trabajador y la productividad de las propias empresas.

La comparativa entre las horas pactadas entre el empleador y sus plantillas y las horas efectivamente trabajadas por los empleados revelan esta tendencia preocupante en el sector del metal.

Mientras el primer indicador, las horas pactadas, apenas ha variado durante los últimos ejercicios (0,9 horas más por empleado y mes en promedio para las ocupaciones del sector, 54 minutos más al mes), la brecha con las horas efectivamente realizadas aumenta en 4 horas por trabajador y mes.

Estos datos se extraen al promediar los registros de todos los códigos de la Clasificación Nacional de Actividades Económicas que forman el metal (del 24 a 30 y el 33).

En las horas no trabajadas se encuentran las vacaciones o el ampliado permiso por nacimiento y cuidado de menor. Dado el mayor número de horas perdidas por bajas en el conjunto de la economía y, más concretamente en la industria, y el auge de los procesos por incapacidad temporal que recogen la Seguridad Social y las mutuas, todo hace indicar que ha habido también un incremento del absentismo por culpa de los procesos de enfermedad y otros motivos.

De las 166,6 horas mensuales pactadas en el metal, el porcentaje de horas «perdidas» -entendidas como no trabajadas- fue del 18,47%. Ello quiere decir que cada trabajador del sector del metal estuvo ausente en su puesto durante 30,8 horas cada mes durante el pasado ejercicio. Casi una de cada cinco horas de trabajo pactadas.

En las empresas de la metalurgia, fabricación de productos de hierro, acero y ferroaleaciones las horas perdidas aumentan más de un 30% respecto a 2018, y el porcentaje de jornada perdida rebasa el 21 %. A la luz de los datos expuestos, esta rama industrial es la más afectada por el aumento del absentismo. En las ocupaciones dedicadas a la fabricación de otro material de transporte también se ‘pierde’ prácticamente una de cada cinco horas pactadas.

En el conjunto de ocupaciones del metal, las horas no trabajadas se han visto incrementadas entre un 7% -en la fabricación de otro material de transporte- y el citado 30,6% de la metalurgia. Ello revela que el impacto, en todo caso, es muy dispar entre las distintas ocupaciones del sector.

Aplicando el comportamiento de la industria, con su distribución de horas no trabajadas entre ‘vacaciones’, ‘bajas e incapacidad temporal’ y ‘otras’, las cifras son preocupantes y conviene atajarlas. Las horas no trabajadas por incapacidad temporal y bajas estarían aumentando a un ritmo superior al 50% respecto a 2018, 4 horas más por empleado y mes, a lo que se suman 42 minutos en concepto de ‘otros’ motivos. Por su parte, las vacaciones no están aumentando considerablemente.

Todo ello, recuerden, medido en horas por empleado y mes. Con una economía lastrada por una baja productividad que además se ve amenazada por continuos cambios del marco laboral, la situación actual de la Incapacidad Temporal por Contingencias Comunes es una auténtica sangría para el conjunto de la sociedad y arriesga la sostenibilidad global de nuestro sistema de protección social.

El absentismo es un problema de Estado que, además, es muy caro: se lleva por delante casi 30.000 millones todos los años, una factura que pagan las empresas, el Estado y las Mutuas y que prácticamente se ha duplicado en muy poco tiempo. Las incidencias de horas no trabajadas que facilita el INE no profundizan lo suficiente como para obtener un diagnóstico certero en lo que respecta al sector del metal. Es por ello por lo que, desde el Observatorio Industrial de la FMF, conjuntamente con Confemetal, se está elaborando un estudio detallado sobre el absentismo en el sector.

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